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miércoles, 29 de septiembre de 2010

REALISMO Y OTRAS HIERBAS

Indicador de logros:
  • Reconoce los rasgos característicos de la novela realista en obras de Balzac y Dickens.
  • Identifica el contexto sociocultural en el que se gestó el Realismo europeo

APRESTAMIENTO

Realismo (arte y literatura)
Realismo (arte y literatura), en arte y en literatura, supone el intento por describir el comportamiento humano y su entorno, o por representar figuras y objetos tal y como actúan o aparecen en la vida cotidiana. Esta tendencia ha existido periódicamente a través de la historia en todas las artes; sin embargo, el término se restringe habitualmente al movimiento que comenzó a mediados del siglo XIX, después de las revoluciones de 1848. El término fue propuesto por el poeta francés Baudelaire para definir una serie de obras polémicas que reaccionaban frente a los fáciles y amables cuadros de la lánguida pintura tardo romántica. La diferencia entre el realismo y el naturalismo es más difícil de definir, a pesar de que los dos términos son a menudo usados indistintamente. La diferencia estriba en el hecho de que el realismo se ocupa directamente de aquellas cosas que son aprehendidas por los sentidos mientras que el naturalismo, un término más bien aplicado a la literatura, intenta aplicar teorías científicas al arte.
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ARTE
l término realista, utilizado para describir una obra de arte, a menudo, significa simplemente objetos y figuras feas en oposición a aquellas que se consideran bellas. Con frecuencia se usa para describir escenas humildes de la vida. Este término implica una labor de crítica a las condiciones sociales, sin rehuir en ningún momento lo desagradable, como ocurre en las obras de algunos artistas franceses, catalogados como realistas sociales. Estos pintores desafían las modas y gustos de la época y proponen un nuevo modelo de artista comprometido socialmente.
El más importante de todos ellos es Gustave Courbet, que utilizó para sus cuadros formatos de dimensiones colosales, en los que con frecuencia representaba temas escabrosos y provocativos que trataban de escandalizar la moralidad burguesa, como en Regreso de la conferencia, donde representó a un grupo de clérigos absolutamente beodos.
¡RECORDEMOS!
Naturalismo (literatura), teoría según la cual la composición literaria debe basarse en una representación objetiva y empírica del ser humano. Se diferencia del realismo en que incorpora una actitud amoral en la representación objetiva de la vida. Los escritores naturalistas consideran que el instinto, la emoción o las condiciones sociales y económicas rigen la conducta humana, rechazando el libre albedrío y adoptando en gran medida el determinismo biológico de Charles Darwin y el económico de Karl Marx.

EL REALISMO EN LA

LITERATURA
La literatura realista se define particularmente como la ficción producida en Europa y en Estados Unidos desde 1840 hasta la década de 1890, cuando el realismo fue desbancado por el naturalismo. Esta modalidad de realismo comenzó en Francia con las novelas de Gustave Flaubert (Madame Bovary, 1857) así como con los relatos cortos de Guy de Maupassant, en los que reaccionan contra el lirismo y la idealización románticas. Es importante también la figura de Honoré de Balzac y su amplia visión social en sus novelas de La comedia humana. En Rusia, estuvo representado en las obras de teatro y en los relatos cortos de Antón Chéjov. La novelista George Eliot introdujo en la ficción inglesa el realismo; como declaró en Adam Bede (1859), su propósito era “dar una fiel representación de las cosas vulgares”.
En España, el realismo adquirió un sello personal que no se ajustaba a los cánones del realismo francés. Destacados literatos que cultivaron este estilo fueron Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas. En el ámbito de la literatura hispanoamericana son reseñables Federico Gamboa en México, Eugenio Cambacérès en Argentina y Eduardo Acevedo Díaz en Uruguay. Mark Twain y William Dean Howells fueron los pioneros del realismo en Estados Unidos. Uno de los más grandes autores, el estadounidense Henry James, extrajo mucha más inspiración de sus mentores Eliot y Howell. La preocupación de James por las motivaciones de los personajes y de sus comportamientos le condujeron al desarrollo de un subgénero: la novela psicológica.
En general, el trabajo de estos escritores ilustra la esencia del realismo, según la cual los autores no deben seleccionar hechos de acuerdo con unas ideas estéticas o éticas preconcebidas, sino que sus ideas deben estar basadas en observaciones imparciales y objetivas. Preocupados por la representación real de la vida.

Stendhal

Stendhal (1783-1842), seudónimo de Marie Henri Beyle, novelista y ensayista francés que figura entre los grandes maestros de la novela analítica.
Stendhal nació en Grenoble el 23 de enero, hijo de un abogado. Fue educado primero por un sacerdote jesuita y más tarde estudió en la École Centrale, institución laica de esa ciudad. Escapó de las limitaciones de la educación provinciana gracias a que se trasladó a París y, a los 17 años, ingresó en el Ejército de Napoleón Bonaparte. Disfrutó de la vida social de los militares en Milán (Italia), pero en 1802 abandonó el Ejército y llevó una vida bohemia en París. Al quedarse sin dinero, reingresó, desempeñando en esta segunda época diversas misiones diplomáticas y participando en la fracasada campaña rusa de 1812.
En 1814, tras la caída de Napoleón, Stendhal viajó a Italia, donde vivió durante siete años, hasta que en 1821 fue expulsado del país al ser acusado por el gobierno austriaco, que entonces gobernaba en el norte de Italia, de apoyar al movimiento de independencia italiano. Regresó a Francia cuando cesó la persecución de los defensores de Napoleón y se estableció en París para dedicarse a leer, llenar numerosos cuadernos de notas y escribir.
Llevó una vida social e intelectual muy activa, frecuentando diversos salones literarios en los que destacó por su habilidad en el arte de la conversación. En 1830, a la llegada al trono de Luis Felipe I de Orleans, Stendhal fue nombrado cónsul de Francia en la localidad italiana de Trieste. En 1831 fue destinado a una ciudad más pequeña, Civitavecchia, cerca de Roma, donde escribió sus dos principales novelas. Stendhal permaneció en esta localidad hasta que murió el 23 de marzo de 1842 de un ataque al corazón.
OBRAS
Durante los siete años que Stendhal permaneció en Italia a la caída de Napoleón, escribió el tratado de crítica de arte Historia de la pintura en Italia (1817) y un libro de recuerdos personales y estudios académicos titulado Roma, Nápoles y Florencia (1817). Esta última fue su primera obra publicada bajo el seudónimo de Stendhal. En 1822, un año después de ser expulsado de Italia, terminó su famoso Sobre el amor, tratado semiautobiográfico sobre la naturaleza del amor, inspirado en una de las muchas mujeres a las que el autor amó a lo largo de su vida. En esta obra exponía sus opiniones vanguardistas sobre el matrimonio, el papel de la mujer, la moral y la política.
Pero, será en la localidad de Civitavecchia donde escribirá sus dos principales novelas. La primera, Rojo y negro (1830), analiza su sociedad contemporánea a través de la mirada de Julien Sorel, un ambicioso joven de provincias que se abre camino en la vida, primero como soldado y después como sacerdote. Su segunda gran novela es La cartuja de Parma (1839), en la que narra las vicisitudes de Fabrizio del Dongo, un joven noble que se ve envuelto en las intrigas políticas del ducado de Parma. En ambas, Stendhal exalta la fuerza, la pasión y la espontaneidad, y sus héroes se descubren a sí mismos a medida que avanzan por la vida en pos de sus ambiciones.
Su apego al individualismo es la causa por la que generalmente se incluye a Stendhal entre los escritores románticos. Sin embargo, el extremado rigor crítico con que analiza la psicología humana lo hace destacar como uno de los primeros escritores realistas del siglo XIX. Uno de sus principales logros fue la creación de un nuevo modelo de héroe: tanto Julien como Fabrizio son personajes aislados psicológicamente, alejados de la sociedad y enfrentados a las imposiciones e ideales de ésta. Con frecuencia se dice que ambos personajes son retratos parciales del propio Stendhal.
Honoré de Balzac
Honoré de Balzac (1799-1850), escritor francés de novelas clásicas que figura entre las grandes figuras de la literatura universal, y cuyo nombre original era Honoré Balssa.
Balzac nació en Tours, el 20 de mayo de 1799. Hijo de un campesino convertido en funcionario público, tuvo una infancia infeliz. Obligado por su padre, estudió leyes en París de 1818 a 1821. Sin embargo, decidió dedicarse a la escritura, pese a la oposición paterna. Entre 1822 y 1829 vivió en la más absoluta pobreza, escribiendo teatro trágico y novelas melodramáticas que apenas tuvieron éxito. En 1825 probó fortuna como editor e impresor, pero se vio obligado a abandonar el negocio en 1828 al borde de la bancarrota y endeudado para el resto de su vida.
En 1829 escribió la novela Los chuanes, la primera que lleva su nombre, basada en la vida de los campesinos bretones y su papel en la insurrección monárquica de 1799, durante la Revolución Francesa (véase Chuanes). Aunque en ella se aprecian algunas de las imperfecciones de sus primeros escritos, es su primera novela importante y marca el comienzo de su imparable evolución como escritor. Trabajador infatigable, Balzac produciría cerca de 95 novelas y numerosos relatos cortos, obras de teatro y artículos periodísticos en los veinte años siguientes.
En 1832 comenzó su correspondencia con una condesa polaca, Eveline Hanska, quien prometió casarse con Balzac tras la muerte de su marido. Éste murió en 1841, pero Eveline y Balzac no se casaron hasta marzo de 1850. Balzac murió el 18 de agosto de ese mismo año.


LA COMEDIA HUMANA
En 1834 concibió la idea de fundir todas sus novelas en una obra única, La comedia humana. Su intención era ofrecer un gran fresco de la sociedad francesa en todos sus aspectos, desde la Revolución hasta su época. En una famosa introducción, escrita en 1842, explicaba la filosofía de la obra, en la cual se reflejaban algunos de los puntos de vista de los escritores naturalistas Jean Baptiste de Lamarck y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire.
Balzac afirmaba que, así como los diferentes entornos y la herencia producen diversas especies de animales, las presiones sociales generan diferencias entre los seres humanos. Se propuso de este modo describir cada una de lo que llamaba “especies humanas”. La obra incluiría 137 novelas, divididas en tres grupos principales: Estudios de costumbres, Estudios filosóficos y Estudios analíticos. El primer grupo, que abarca la mayor parte de su obra escrita, se subdivide a su vez en seis escenas: privadas, provinciales, parisinas, militares, políticas y campesinas.
Las novelas incluyen unos dos mil personajes, los más importantes aparecen a lo largo de toda la obra. Logró completar aproximadamente dos tercios de este enorme proyecto. Entre las novelas más conocidas de la serie figuran Papá Goriot o El tío Goriot (1834), que narra los excesivos sacrificios de un padre con sus ingratas hijas; Eugenia Grandet (1833), donde cuenta la historia de un padre miserable y obsesionado por el dinero que destruye la felicidad de su hija; La prima Bette (1847), un relato sobre la cruel venganza de una vieja celosa y pobre; La búsqueda del absoluto (1834), un apasionante estudio de la monomanía, y Las ilusiones perdidas (1837-1843), un relato sobre las ambiciones de un criminal, Vautrin, dotado de una inteligencia única.


EL ESTILO DE BALZAC
El objetivo de Balzac era ofrecer una descripción absolutamente realista de la sociedad francesa, algo fascinante para el autor. Sin embargo, su grandeza reside en la capacidad para trascender la mera representación y dotar a sus novelas de una especie de suprarrealismo. La descripción del entorno es en sus obras casi tan importante como el desarrollo de los personajes. Él afirmó en cierta ocasión que “los acontecimientos de la vida pública y privada están íntimamente relacionados con la arquitectura“, y en consecuencia, describe las casas y las habitaciones en las que se mueven sus personajes de tal modo que revelen sus pasiones y deseos.
Entre sus numerosas obras destacan, además de las ya citadas, las novelas La piel de zapa (1831), El lirio del valle (1835-1836), César Birotteau (1837), Esplendor y miseria de las cortesanas (1837-1843) y El cura de Tours (1839); los Cuentos extravagantes (1832-1837); la obra de teatro Vautrin (1839), y sus célebres Cartas a la extranjera, que recogen la larga correspondencia que mantuvo desde 1832 con Eveline Hanska.
Charles Dickens
Charles Dickens (1812-1870), novelista inglés y uno de los escritores más conocidos de la literatura universal. En su extensa obra, combinó con maestría narración, humor, sentimiento trágico e ironía con una ácida crítica social y una aguda descripción de gentes y lugares, tanto reales como imaginarios.
Nació el 7 de febrero de 1812, en Portsmouth, y pasó la mayor parte de su infancia en Londres y Kent, lugares que aparecieron con frecuencia en sus obras. Comenzó a asistir a la escuela a los nueve años de edad, pero sus estudios quedaron interrumpidos cuando su padre, un pequeño funcionario afable pero despreocupado, fue encarcelado, en 1824, por no pagar sus deudas. El joven Charles se vio obligado, pues, a mantenerse por sí mismo, y entró a trabajar en una fábrica de tintes. Esta desagradable experiencia, que más tarde describiría, sólo levemente alterada, en su novela David Copperfield (1849-50), le produjo una sensación de humillación y abandono que le acompañó durante el resto de su vida. Entre 1824 y 1826 asistió de nuevo a la escuela, aunque la mayor parte de su educación fue autodidacta. Entre sus libros favoritos se encontraban los de algunos de los grandes novelistas del siglo XVIII, como Henry Fielding y Tobias Smollet, cuya influencia se puede percibir con claridad en sus propios escritos. En 1827 consiguió un trabajo como secretario legal y, tras estudiar durante un breve periodo de tiempo el oficio, se convirtió en periodista en el Parlamento, lo cual le habituó a realizar precisas descripciones de hechos, cualidad que aplicaría posteriormente a su obra narrativa. En esa época conoció a María Beadnell, y se enamoró de ella, pero su familia lo rechazó como pretendiente de la joven, por lo que, tras cuatro años de relaciones, se separaron. Para entonces, él ya estaba trabajando como reportero en una publicación de su tío, The Mirror of Parliament, y para el periódico liberal The Morning Chronicle.
En diciembre de 1833, Dickens publicó, bajo el seudónimo de Boz, la primera de una serie de breves y originales descripciones de la vida cotidiana de Londres en The Monthly Magazine, una revista que editaba su amigo George Hogarth. Tras ello, un editor de la ciudad le encargó un volumen de nuevas notas en este estilo, que debían acompañar a las ilustraciones del famoso artista George Cruikshank. El éxito de este libro, titulado Los apuntes de Boz (1836), le permitió al novelista casarse con Catherine Hogarth en ese mismo año, y le animó a preparar una colaboración similar, esta vez con el conocido artista Robert Seymour. Cuando Seymour se suicidó, otro artista, H. K. Browne, apodado Phiz, que realizaría más tarde muchas de las ilustraciones de los últimos trabajos de Dickens, ocupó su lugar. El resultado de esta colaboración fue Papeles póstumos del club Pickwick (1836-1837), una obra en un estilo muy próximo al de los cómics, cuyo éxito consolidó la fama del novelista, e influyó notablemente en la industria editorial de su país, pues su innovativo formato, el de una publicación mensual muy poco costosa, marcó una línea que siguieron otras editoriales.
La fama que le había producido este curioso proyecto se vio ampliada por las siguientes novelas que fue publicando. Hombre de enorme energía y talento, se dedicó a otras muchas actividades. Editó los semanarios Household News (1850-1859) y All the Year Round (1859-1870), escribió dos libros de viajes, Notas americanas (1842) e Imágenes de Italia (1846), administró asociaciones caritativas y luchó porque se llevaran a cabo reformas sociales. En 1842, impartió seminarios en los Estados Unidos en favor de un acuerdo internacional sobre propiedad intelectual y en contra de la esclavitud. En 1843 publicó Canción de Navidad, que se convirtió rápidamente en un clásico de la narrativa infantil. Las actividades extraliterarias de Dickens incluían la gestión de una compañía teatral que funcionó hasta la subida al trono de la reina Victoria, en 1851, y las lecturas de sus obras en Inglaterra y en Estados Unidos. Sin embargo, todos estos éxitos se vieron empañados por sus problemas familiares. La incompatibilidad de caracteres y la relación del autor con la joven actriz Ellen Ternan, llevaron a la disolución del matrimonio, en 1858, fruto del cual habían nacido diez hijos. Murió el 9 de junio de 1870 y fue enterrado cinco días más tarde en la abadía de Westminster.
A la vez que maduraba artísticamente, sus novelas se habían ido transformando de cuentos humorísticos, en la línea de Los papeles del club Pickwick —esta obra fue traducida al español del francés por Benito Pérez Galdós (1868) ya que el autor español no sólo admiraba a Dickens sino que le consideraba como uno de sus maestros— y Nicholas Nickleby (1837-1838), en obras de gran relevancia social, análisis psicológico y enorme complejidad narrativa. Entre sus obras más representativas se encuentran Casa desolada (1852-1853), La pequeña Dorritt (1855-1857), Grandes esperanzas (1860-1861) y Nuestro amigo común (1864-1865). Otras obras destacadas son Oliver Twist (1837-1839), La tienda de antigüedades (1840-1841), Barnaby Rudge (1841), Martin Chuzzlewit (1843-1844), Dombey e hijo (1846-1848), Tiempos difíciles (1854), Historia de dos ciudades (1859) y El misterio de Edwin Drood, que quedó incompleta.


Romanticismo (literatura)
Romanticismo (literatura), movimiento literario que dominó la literatura europea desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Se caracteriza por su entrega a la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza. El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el significado original de 'semejante al romance', con el fin de denigrar los elementos fantásticos de la novela de caballerías muy en boga en la época.


ORÍGENES E INSPIRACIÓN
Hacia finales del siglo XVIII los gustos literarios en Alemania y Francia se alejan progresivamente de las tendencias clásicas y neoclásicas (véase Clasicismo). Los autores románticos encuentran su primera fuente de inspiración en la obra de dos grandes pensadores europeos: el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau y el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe.


El espíritu romántico
Fue precisamente Rousseau quien estableció el culto al individuo y celebró la libertad del espíritu humano al afirmar 'Siento antes de pensar'. Goethe y sus compatriotas, el filósofo y crítico Johann Gottfried von Herder y el historiador Justus Möser, incidieron en aspectos más formales, colaborando en una serie de ensayos titulados Von deutscher Art und Kunst (Sobre el estilo y el arte alemán, 1773), una obra en la que ensalzan el espíritu romántico manifestado en las canciones populares alemanas, la arquitectura gótica y las obras de Shakespeare. Goethe se propuso imitar la libertad estilística de Shakespeare en su Götz von Berlichingen (1773), un drama histórico sobre un caballero rebelde del siglo XVI. La obra, que justifica la insurrección contra la autoridad política, inauguró el movimiento literario conocido como Sturm und Drang (tormenta e impulso), considerado como precursor del romanticismo alemán. En esta tradición se inscribe también la célebre novela de Goethe Las desventuras del joven Werther (1779). Esta obra, que figura entre las principales referencias del movimiento romántico, exalta los sentimientos hasta el punto de justificar el suicido por un amor no correspondido, y establece un tono y un estado de ánimo imitado por los autores románticos tanto en sus obras como en su vida personal: una tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción.


El estilo romántico
El prólogo a la segunda edición de las Baladas líricas (1800), escrito por los poetas ingleses William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge, se considera el manifiesto literario del romanticismo. En él se destaca la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética y se rechazan las formas y los temas literarios convencionales. De este modo, en el desarrollo de la literatura romántica de todos los países predomina la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia, lo que propicia el desarrollo de un vasto corpus literario de notable sensibilidad y pasión que antepone el contenido a la forma, estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas y se presta a la fusión de géneros (la tragicomedia y la mezcla de lo grotesco y lo sublime), al tiempo que permite una mayor libertad estilística.
Las convenciones clásicas, como las famosas tres unidades de la tragedia (tiempo, espacio y acción), cayeron así en desuso, y la creciente demanda de lirismo y espontaneidad, cualidades que los seguidores del romanticismo encontraron en la poesía popular y los romances medievales, generó un enorme rechazo de la regularidad métrica, la rigidez formal y otros aspectos de la tradición clásica. En la poesía inglesa el verso libre sustituyó al pareado que dominó la poesía del siglo XVIII. Los primeros versos del drama Hernani (1830), obra del gran escritor romántico francés Victor Hugo, se alejan de las normas de versificación francesas del siglo XVIII, mientras que en el prefacio a su Cromwell (1827), un documento crítico de gran importancia en sí mismo, Hugo no sólo defiende su ruptura con la estructura dramática tradicional, sino que justifica además la introducción del elemento grotesco en el arte. Los escritores románticos sustituyeron también a los héroes universales de la literatura dieciochesca por héroes más complejos e idiosincrásicos. Gran parte del teatro, la novela y la poesía romántica se entregan a la celebración del 'hombre corriente' de Rousseau.


LOS GRANDES TEMAS ROMÁNTICOS
Con la difusión del movimiento romántico a los demás países de Europa, ciertos temas y actitudes, a menudo entremezclados, se sitúan en el centro de las preocupaciones de los escritores del siglo XIX.
3.

Anarquismo
Gran parte de los movimientos libertarios y abolicionistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX tienen su origen en conceptos de la filosofía romántica como pueden ser el deseo de liberarse de las convenciones y la tiranía, y el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Del mismo modo que los temas racionales, formales y convencionales característicos del neoclasicismo estaban abocados al rechazo, los regímenes autoritarios que favorecieron y auspiciaron este movimiento hubieron de enfrentarse inevitablemente a importantes revueltas populares. La política y los temas sociales fueron claves en la poesía y la prosa románticas en todo el mundo occidental, y fructificaron en documentos humanos, notables por su vigor y su vigencia en el mundo actual. El año de 1848 estuvo marcado en Europa por el estallido de graves revueltas políticas, y la corriente romántica fluyó con fuerza en Italia, España, Austria, Alemania y Francia.
En Guillermo Tell (1804), del dramaturgo alemán Friedrich von Schiller, un oscuro montañés medieval se convierte en símbolo inmortal de la lucha contra la tiranía y el gobierno extranjero. En la novela Los novios (1827), del escritor italiano Alessandro Manzoni, una pareja de campesinos derrota finalmente el feudalismo en el norte de Italia. Lord Byron y Percy Bysshe Shelley, que encarnan para los lectores de poesía inglesa la figura del poeta romántico por antonomasia (tanto en su estilo vital como en sus obras), protestaron airadamente contra los males políticos y sociales de la época y defendieron la causa de la libertad en Italia y Grecia. El poeta ruso Alexandr Serguéievich Pushkin, cuya admiración por las obras de Byron es manifiesta, alcanzó la fama con su 'Oda a la libertad' y como muchos autores románticos fue perseguido por subversión política y condenado al exilio.
El desencanto generalizado de los románticos con la organización social se plasmó a menudo en la crítica concreta de la sociedad urbana. La casa del pastor (1844), del poeta francés Alfred de Vigny, manifiesta la convicción de que una morada humilde posee más dignidad que un palacio. Anteriormente Rousseau había afirmado que las personas nacen libres, pero la civilización las encadena. Este sentimiento de opresión se expresó con frecuencia en la poesía, como revela la obra del visionario inglés William Blake, quien en su poema 'Milton' (c. 1808) habla de los 'oscuros molinos satánicos' que comenzaban a desfigurar la campiña inglesa; o el largo poema de Wordsworth El preludio (1850), que alude  a las sofocantes y atestadas guaridas urbanas donde el corazón humano enferma'.


Naturaleza
Uno de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la (presumible) inocencia de los habitantes del mundo rural se observa por primera vez como tema literario en la obra 'Las estaciones' (1726-1730), del poeta escocés James Thomson. Esta obra se cita a menudo como una influencia decisiva en la poesía romántica inglesa y su visión idílica de la naturaleza, una tendencia liderada por el poeta William Wordsworth. El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida.


La pasión por lo exótico
Imbuidos de un nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios y ambientaron sus obras en lugares como las Hébridas de la tradición ossiánica, como en la obra del poeta escocés James MacPherson (véase Ossián y baladas ossiánicas), o el Xanadú oriental evocado por Coleridge en su inacabado 'Kubla Jan' (c. 1797). Una obra decisiva fue la recopilación de antiguas baladas inglesas y escocesas realizada por Percy Thomas; sus Reliquias de poesía inglesa antigua (1765) ejercieron una influencia notable, tanto formal como temática, en la poesía romántica posterior. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.


El elemento sobrenatural
El gusto por los elementos irracionales y sobrenaturales figura entre las principales características de la literatura inglesa y alemana del periodo romántico. Esta tendencia se vio reforzada en un sentido por la desilusión con el racionalismo del siglo XVIII, y en otro por la recuperación de una abundante cantidad de literatura antigua (cuentos populares y baladas) realizada por Percy y los eruditos alemanes Jacob y Wilhelm Karl (Grimm y el escritor danés Hans Christian Andersen o el español Gustavo Adolfo Bécquer, que tanto influyó en los poetas hispanoamericanos. A partir de estos materiales surge, por ejemplo, el motivo del doppelgänger (el doble). Muchos escritores románticos, especialmente los alemanes, se mostraron fascinados con este concepto, que en cierto modo refleja la preocupación romántica por la propia identidad. El poeta Heinrich Heine escribió un poema apócrifo titulado 'Der Doppelgänger' (1827); otra obra basada en el mismo tema es El elixir del diablo (1815-1816), una novela corta de E. T. A. Hoffmann; y lo mismo cabe afirmar de La increíble historia de Peter Schlemihl (1814), de Adelbert von Chamisso, un relato sobre un hombre que vende su sombra al diablo. Mucho tiempo después el gran maestro ruso Fiódor Mijáilovich Dostoievski escribió su famosa novela El doble (1846), un estudio sobre la paranoia de un modesto oficinista.
La coincidencia del periodo romántico con la revolución de independencia en Hispanoamérica favoreció la importación y amplia difusión del movimiento, pero no fue de 'las ideas sino de los tópicos, no del estilo sino de la manera, del subjetivismo sentimental'. Según un crítico moderno fue más un calco que una ideología.
Los patriotas hispanoamericanos que vivieron en Londres, a principios de siglo, regresaron cargados de influencias y modelos. Las señas de identidad del romanticismo hispanoamericano fueron: nacionalismo, exaltación de lo autóctono, lucha por la libertad, denuncia social y moral.


El declive del romanticismo
Hacia mediados del siglo XIX el romanticismo comienza a dar paso a nuevos movimientos literarios: los parnasianos y el simbolismo en la poesía y el realismo y el naturalismo en la prosa, pero siguió cultivándose en toda Europa y América, sin su carga original audaz, como un calco repetitivo y con gran éxito de lectores.


EL ROMANTICISMO ESPAÑOL
El romanticismo llega a España con retraso con respecto al resto de los países europeos, y no es particularmente fecundo. Su desarrollo está condicionado por la situación política marcada por el absolutismo de Fernando VII. El erudito José Joaquín de Mora, exiliado en Francia, envió a los Bochl de Faber (véase Fernán Caballero), entonces en Cádiz los primeros romances protorrománticos, y más tarde, durante su exilio en Londres (1823), junto con Alcalá Galiano y Blanco White, fue uno de los impulsores del romanticismo español. Tras la muerte del monarca y el regreso de los exiliados se señala el año de 1834 como fecha del triunfo del romanticismo en España. Se estrenan entonces La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, Macías de Larra y se publican las Poesías de Salas y Quiroga. Algunos críticos señalan el fin del auge romántico en las letras españolas hacia 1844, año del estreno del Don Juan Tenorio de Zorrilla. El principal exponente del romanticismo en España, que supo sintetizar en su vida y su obra el espíritu romántico, fue José de Espronceda, considerado por algunos el primer gran poeta español moderno. Entre sus principales obras cabe mencionar Poesías (1840), donde reúne las composiciones realizadas hasta ese momento, y El diablo mundo (1840).
LITERATURA DE FOLLETÍN
Folletín, obra crítica o narrativa publicada de manera periódica en un órgano de prensa, revista o periódico. Destinada al gran público, alcanzó su apogeo en el siglo XIX, influyendo en el propio proceso de la escritura y en el comportamiento de los lectores.
Suele distinguirse entre la publicación por entregas y el folletín de prensa. El folletín constituía una sección concreta de las publicaciones periódicas francesas del siglo XIX, en las que aparecían trabajos como ensayos, críticas de libros, relatos de viajes o memorias que, debido a sus dimensiones, se publicaban por partes. Poco después de su difusión en Francia, el resto de los periódicos europeos y americanos contenían ensayos y, sobre todo, novelas publicadas fragmentariamente.
La novela por entregas, por su parte, surgió cuando los directores de las publicaciones periódicas se dieron cuenta del potencial publicitario que podía representar la novela de un escritor conocido que se publicaba de modo periódico, o cómo podían quedar atrapados los lectores ante un relato de misterio bien escrito. Uno de los mayores éxitos, y casi el primero, de la novela por entregas fue la publicación de Los misterios de París, de Eugène Sue (140 episodios en 1842-1843). Éxito que tuvo continuidad en El judío errante, del mismo autor, aparecido en 1844-1845.
A partir de entonces, en Francia los grandes autores del momento no dudaron en publicar por entregas sus obras, como ocurrió con Alfred de Musset, Chateaubriand o el maestro absoluto del género, Alexandre Dumas. Lo mismo ocurrió con figuras indiscutibles, como Honoré de Balzac y Émile Zola; y en Inglaterra, sobre todos los demás, con Charles Dickens. Destacó Arthur Conan Doyle, autor de las famosas aventuras del detective Sherlock Holmes, un personaje al que su autor mató en una de las entregas, pero debido a las exigencias del público, tuvo que resucitar mediante recursos poco creíbles, pero de tremendo impacto.
En España, donde utilizó técnicas folletinescas hasta el propio Benito Pérez Galdós, también a mediados del siglo XIX, se inició la publicación de obras en fragmentos de extensión variable y con periodicidad que podía ser mensual, bimensual o semanal. No se incluían en la prensa escrita, sino que se editaban sueltas y el público recibía en sus casas cada entrega o la retiraba de puntos previstos, acompañadas en ocasiones de regalos, lo que en cierto modo prefigura ciertas técnicas de mercadotecnia actuales.
Por regla general, en las novelas por entregas, que gozaron de gran popularidad hasta fines del siglo XIX, el editor fijaba el argumento de la primera entrega, así como el título, con objeto de enganchar a suscriptores. Contaban con un público variado, esencialmente popular, aunque también las leían miembros de las clases medias y altas. Los temas de estas obras eran variados y sus autores, unos eran especialistas en la novela popular y otros gozaban de renombre, pero encontraron en estas manifestaciones literarias un modo de ganarse la vida. Sin embargo, aunque no todos cedieron a las presiones económicas, la independencia de los creadores muchas veces quedaba en peligro debido al propio sistema de publicación. Habitualmente les dejaban poco tiempo para realizar investigaciones, y el ritmo de trabajo que imponían era sostenido y regular.
El folletín imponía, por otra parte, argumentos y esquemas narrativos simples, como los idilios amorosos o la multiplicación de las complicaciones de la acción. Exigía la aparición de un elemento misterioso al final de cada episodio, una visión maniquea del mundo con una simplificación entre el bien y el mal resuelta de modo tosco, y de comportamientos estereotipados.
Hoy en día, aunque algunas obras, sobre todo las de carácter policiaco, aparecen en la prensa popular, el género ha sido superado por las series televisivas, sus herederas.
ACTIVIDADES.
  1. Analice la siguiente historia.
  2. Escriba una historia de amor que conozca. (250 palabras)

Sobre Matrimonio y Amor...
Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio.

El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relato lo siguiente:
"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayo. Mi padre la alcanzó, la levanto como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido.
Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con el. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano
teólogo que le dijera, donde estaría mamá en ese momento.
Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó como y donde estaría ella. Mi padre escuchaba con gran atención. De pronto pidió "llévenme al cementerio".

"Papa" respondimos " ¡Son las 11 de la noche! ¡No podemos ir al cementerio ahora!" Alzo la voz y con una mirada vidriosa dijo: "No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años". Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más.
Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lapida. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 buenos años... saben Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Hizo una pausa y se limpio la cara. "Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis. Cambio de empleo" continuó "Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y
perdonamos nuestros errores... hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida.
Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera..." Cuando mi padre termino de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y el nos consoló:
"Todo esta bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".
Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo, no
tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro termino de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle. Ese tipo de amor era algo que no conocían.

*Analice cada una de las preguntas responda y argumente
Cuando se estudia una obra literaria y se toma como punto de referencia el contenido, la estructura y el fin mismo de la creación. Se realiza:
1. Crítica literaria.
2. Análisis literario.
3. Historia literaria.
4. Comentario literario.
5. Técnica literaria.

Si una novela profundiza en las reacciones espirituales de los personajes, nos encontramos ante una obra:
1. Costumbrista.
2. Histórica.
3. Realista.
4. Naturalista.
5. Psicológica.

"Te morirías por él, pero es lo cierto que pasó el tiempo y no te has muerto". En los versos anteriores se aprecia un tono:
1. Coloquial.
2. Patético.
3. Satírico.
4. Romántico.
5. Sentimental.

 Cuando afirmamos que una comunicación es recíproca, estamos indicando que el comunicante:
1. Utiliza lenguaje escrito como medio de comunicación.
2. Utiliza palabras desconocidas por el autor.
3. No recibe mensaje del receptor.
4. Utiliza signos para la comunicación.
5. Recibe mensajes del receptor.

En el proceso de la comunicación social, el término "decodificación" hace alusión:
1. A la transmisión del mensaje.
2. A la acción realizada por el emisor.
3. A la interpretación del mensaje.
4. Al medio empleado para llevar el mensaje.
5. A la relación entre la realidad y el mensaje.

La carta como proceso de comunicación incluye un distintivo que equivale a:
1. Persona que escribe.
2. Receptor.
3. Canal.
4. Mensajero.
5. Emisor.

En el texto "ahora que los ladros perran, ahora que los cantos gallan, ahora que el bando toca, las altas suenan campanas". El estilo que predomina es:
1. Epico.
2. Dramático.
3. Lírico.
4. Florido.
5. Jocoso.

El compendio que se puede hacer de un escrito o composición se llama:
1. Deducción.
2. Inducción.
3. Análisis.
4. Síntesis.
5. Asociación.

Para debatir un tema por expertos desde el punto de vista de una especialización, se utiliza:
1. El simposio.
2. El debate.
3. El foro.
4. El seminario.
5. La mesa redonda.

En una carta administrativa se debe evitar el lenguaje:
1. Preciso.
2. Conciso.
3. Duro.
4. Breve.
5. Familiar.

 Para dividir los temas y los subtemas en un plan de trabajo utilizaremos:
1. Fonemas.
2. Una sangría.
3. Los nomencladores.
4. Número de páginas.
5. Los signos de puntuación.

Es la crítica que explica la obra y la enjuicia:
1. Determinista.
2. Biográfica.
3. Comprensiva.
4. Dogmatico-hedonista.
5. Evolucionista.


BIBLIOGRAFÍA:
Los procesos de la comunicación y del lenguaje. Ecoe ediciones
Tiempo de escribir, editores y autores asociados.
Camino a la universidad, prolibros.
Universidad abierta. Facultad Educación. Pontificia Universidad Javeriana.
Lenguaje para el nuevo Icfes, los tres editores
Evaluación por competencias, Universidad de Caldas, Diego Villada


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