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lunes, 27 de septiembre de 2010

LA POESÍA EN COLOMBIA

La poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario. También, es encuadrable como una «modalidad textual» (esto es, como un tipo de texto) Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico, esta es un subgénero o subtipo de la poesía.
LA POÉSIA EN COLOMBIA
La historia de la poesía colombiana, como en cualquier nación, ha estado marcada por diversos movimientos. En ese sentido podemos destacar al costumbrismo, con autores como Jorge Isaac y Rafael Pombo, Candelario Obeso que intentaron reflexionar sobre los rasgos generales de la cultura local.
Más adelante se desarrolló la corriente de los nuevos o los novísimos, que respondió con ironía a la tradición del romanticismo y del costumbrismo. Aquí se destacaron poetas como Porfirio Barba Jacob y Tomás Carrasquilla, entre otros.
Otros movimientos importantes en la historia poética de Colombia fueron Piedra y Cielo (Eduardo Carranza, Jorge Rojas), el nadaísmo (Gonzalo Arango) y la generación del llamado Boom de la Literatura Latinoamericana (con Álvaro Mutis como estandarte poético y el Nobel Gabriel García Márquez como referente en cuanto a la literatura en general).
De acuerdo con Gabriela Mistral, “no ha habido en la América un poeta de mayor inspiración, ni un romántico más aristocrático que Julio Flórez” (Colombia, 1867-1923). Su poesía, pasional y truculenta, en torno al amor y la muerte, gozó de una gran popularidad en su tiempo.
¡OH POETAS!
Nosotros los cansados de la vida,
los pálidos, los tristes,
los que vamos sin rumbo en el mar hondo
de la duda, entre escollos y entre sirtes;
Nosotros los ceñudos
náufragos, soñadores de imposibles;
los que damos en cláusulas candentes
el corazón, aunque sangriento, virgen;
Nosotros los cobardes

 RETROSPECTIVA
En los siglos XIV-XV y XVI, al llegar los conquistadores españoles acompañados de europeos cultos y amantes de la cultura del viejo continente, se mostraron muy interesados en conocer e investigar la cultura indígena y por supuesto, cada una de las tribus de aquel entonces.
Posteriormente en la Colonia, se incrementa ese interés de los europeos que fueron entregando poco a poco sus conocimientos a los habitantes, pueblerinos y en particular a quienes nacidos en América y en particular en la Nueva Granada, se encargaron de estudiar y profundizar el arte, la cultura, la pintura, la literatura y demás en las respectivas regiones.
Por ejemplo en la literatura sobresalieron los cronistas de indias (Juan de Castellanos), quien profundizó en cada una de expediciones de los conquistadores. De hecho los conocimientos venidos de Europa, enriquecieron aún más a los colonos los cuales aprendieron a ver a otros mundos mediante los libros y enseñanzas venidas de diferentes partes.
La independencia es la época que marca el inicio de una nueva forma de pensar en la Colombia de ese entonces (1700 -1810). Hubo varios personajes que se dedicaron desde muy temprana edad a cultivar varios géneros culturales (Antonio Nariño, Camilo Torres, entre otros), que como la historia lo registra, fueron los próceres de la independencia de Colombia.
De otra parte, es a partir de la época de la República hasta nuestros días (1835 a 1999), que Colombia registra una ola de valores y expresiones culturales en todo sentido. Personajes de la talla de José Hilario López, Tomas Cipriano de Mosquera, Rafael Núñez, Antonio Caro, Rufino José cuervo, Porfirio Barba Jacob, Juan Lozano, Tomas Carrasquilla, Baldomero Sanín Cano, Jorge Eliécer Gaitán, Germán Arciniégas, Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura), Álvaro Mutis, entre otros, son los cientos de colombianos que han enmarcado con lujo de detalles y dejado el nombre de Colombia muy en alto en el ámbito internacional en cada una de sus especialidades en la cultura nacional.
La poesía colombiana contemporánea a la etapa crítica del orden neocolonial, no es otra cosa que una sucesión de "ismos y sismos". La edad de los grandes ciclos unificadores concluye con el modernismo (aproximadamente en 1925). El siglo XX es por excelencia el de las especializaciones.
El hombre monolítico da paso al hombre cúbico, dividido, laberíntico y absurdo. Los movimientos literarios de las grandes legiones, generan ínsulas artísticas. Cada poeta asume el mundo de manera genérica y plural: es individuo y es mundo.

La Colonial

La Época de la Colonia o Época Hispánica estuvo influenciada culturalmente por lo religioso. Para aquel entonces, mediados del Siglo XVI, se empezaban a establecer los primeros asentamientos urbanos, alrededor de las instituciones gubernamentales españolas. El capital económico, político y cultural era propiedad de una pequeña élite, por lo cual la creación de textos literarios provenía en exclusiva de las clases altas.
Los intelectuales españoles y criollos se enfrentaron a un nuevo mundo listo para ser retratado, por eso las primeras manifestaciones literarias sirven mayormente como crónicas. Pero también aparecen poetas como:

  • Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (Bogotá, 1647 - Madrid, 1708) era hijo de un oidor neogranadino y de la hija de un oidor de Quito. Desde muy temprano recibió formación religiosa y ejerció la vida política. Su obra fue recogida en el libro Rhytmica Sacra, Moral y Laudatiria. Velasco y Zorrilla asume el nuevo lenguaje americano -sus modismos- con orgullo, por lo que se ha ganado el reconocimiento como 'primer poeta americano'. También se le atribuye ser precursor del neoclasicismo. Se destaca su poema Vuelve a su quinta, ah friso, solo y viudo en donde relata el triste reencuentro del hombre viudo con su hogar y cómo la ausencia de su amada transforma el ambiente para el que llega y para los que están.

La obra central de la madre Castillo está constituida por los "Afectos espirituales", que escribió a lo largo de su vida y que constituye una narración de las experiencias místicas que vivió durante todos sus años de vida conventual. Así mismo escribió una autobiografía llamada simplemente "Vida", así como numerosas composiciones breves en prosa y algunos poemas.

LA INDEPENDENCIA

La literatura colombiana durante los convulsionados años de la Independencia, así como todas las antiguas colonias españolas en el continente, se vio influenciada por el ánimo político, lo que determinó el pensamiento y el estilo de los autores criollos. Pero la literatura colombiana no deja de ser heredera de la hispánica y aquel sabor independentista e inconforme ante el estado de cosas coincide a la vez con el romanticismo en boga que dominaría todo el siglo XIX en Colombia.
Durante esta época el género epistolar y la poesía se abrirían espacios en búsqueda de la identidad de la naciente nación. Don Antonio Nariño, en un salón de su casa en la plazuela de San Francisco, especialmente acondicionado y decorado para el efecto, estableció sede para las tertulias habituales de un grupo de intelectuales y personalidades de la sociedad santafereña que se congregarían allí ostensiblemente con el propósito de ilustrarse mutuamente con el producto de sus lecturas y el recuento de diversas experiencias y viajes a ultramar. A usanza de una época en que se carecía de medios de comunicación social, estas reuniones constituían lo que por entonces se conocía como un casino literario al que el propio Nariño asignó el apelativo de «Arcano de la Filantropía» y cuya plana de fundadores incluía, además del anfitrión, a sus amigos José María Lozano, heredero del marqués de San Jorge y hermano mayor de Jorge Tadeo, José Antonio y Juan Esteban Ricaurte, Luis y José Luis de Azuola, Francisco Antonio Zea, Joaquín Camacho, Francisco Tovar y el doctor Iriarte
La decisión unánime de los padres de la patria de proteger y promover el idioma español o castellano en el suelo nacional, evidencia la gran importancia que la época daba a la palabra. De allí que sea Colombia la primera nación hispanoamericana en fundar en 1871 la Academia Colombiana de la Lengua, Ecuador lo hará poco después en 1874 con la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Venezuela en 1883 con la Academia Venezolana de la Lengua para completar el cuadro de las naciones neogranadinas e integrarse posteriormente en lo que hoy se conoce como la Asociación de Academias de la Lengua Española (Panamá conformará su propia Academia Panameña de la Lengua por obvias razones en 1923).

El Costumbrismo

El mayor interés del costumbrismo era retratar la sociedad decimonónica colombiana en sus costumbres. Los costumbristas se ocuparon de señalar los rasgos generales de un pueblo a través de los personajes de sus relatos. En muchos casos, se asumió una postura crítica frente a la sociedad, pues constituye el retrato de los males de una sociedad por culpa del gamonalismo y las guerras civiles. Se pretendía entretener o mostrar el colorido y la gracia de una sociedad. La poesía de Candelario Obeso retrata el costumbrismo posteriormente.
Candelario Obeso nació en Mompox en 1849 y se suicidó en Bogotá en 1884. Hijo natural del hacendado Eugenio María Obeso, abogado liberal, y de la lavandera negra María de la Cruz Hernández. El padre se ocupó de su educación, lo matriculó en el Colegio Pinillos de Mompox, después entró como becario en el Colegio que fundó Tomás Cipriano de Mosquera en Bogotá. Más tarde ingresó en la Facultad de Ingeniería y la de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional. Aspiró sin éxito al amor de varias mujeres, obtuvo más bien desengaños y lances desagradables. Sobrevivía gracias a traducciones literarias y oficios diversos. Mosquera, presidente de la República de Colombia de esa época, lo auspició y le brindó su amistad personal, cuando ya sus cualidades como traductor y literato eran notorias; le otorgó también un Consulado en Tours (Francia), que desempeñó de forma efímera. Sobresaliente poeta dialectal (se le considera uno de los primeros poetas negristas)
CANCIÓN DER BOGÁ AUSENTE (fragmento)
¡Qué trijte que ejtá la noche!
¡La noche qué trijte ejtá!
No hay en er cielo un ejteya...
¡Remá, remá!
¡Qué ejcura que ejtá la noche!
¡La noche que ejcura ejtá!
Asina ejcura ej la ausencia...
¡Bogá, bogá!
 LOS NUEVOS

Fue un movimiento poético que surgió aproximadamente entre 1.920 a 1.930. Jorge Zalamea y Alberto Lleras Camargo propician el encuentro de nuevos valores a través de la revista "Los Nuevos", publicada a partir de 1.925.
Constituyó una agrupación de carácter intelectual integrada por escritores que, atendiendo a razones más de pensamiento que de edad, se determinaron naturalmente dentro de la vida nacional, después de la generación que surgió en los días del centenario.
Los "nuevos", estaba conformado por poetas, periodistas, políticos y hombres públicos. A nivel literario nunca rompió con el modernismo. Incorporaron elementos de renovación que dejaron atrás la forma tradicional de verter la poesía en moldes de preceptiva literaria.
El grupo de los nuevos constituye un valioso aporte en el campo de la renovación de las letras colombianas. El arte y la vida sufren aquí un encuentro creador. No se elude lo áspero, lo cruento del existir social. Los cisnes, los espacios mitológicos dan paso a la vida de la modernidad, a los sucesos civiles, a las expresiones realistas del artista ante un mundo Kafkiano.
Los nuevos o los novísimos es un movimiento que contesta con la ironía, los vestigios del romanticismo y del costumbrismo precedente y que abriría las puertas al nuevo siglo, sobre todo en la década de los 20. El movimiento tiene por fundador al poeta antioqueño León de Greiff. Las características de este movimiento son: la negación del pasado, el amor por lo feo, la oscuridad, el romanticismo escondido, y el misterio, entre otras.
León de Greiff (1895 - 1976), fue uno de los más destacados poetas del siglo XX en Colombia. Su nombre completo era Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler y utilizó diferentes seudónimos para firmar sus obras, entre los cuales "Leo Le Gris" y "Gaspar de la Nuit" son los más conocidos. De Greiff fue de los primeros impulsores del movimiento literario Los Panidas de Medellín en 1915, grupo de 13 intelectuales de ideas modernistas en literatura y arte que iniciarían las nuevas tendencias en dichas disciplinas en Colombia. En ese movimiento participaron, además, personajes como el filósofo Fernando González y el caricaturista Ricardo Rendón. La poesía de León de Greiff busca la sonoridad y es rica en propuestas lingûísticas asimiladas por otros al culteranismo o neobarroco poético. De una amplia cultura, de Greiff utilizó un vocabulario y giros del castellano antiguo, no siempre fáciles de comprender así como profundos conceptos filosóficos inspirados en el modernismo de los autores a los que acudió desde su juventud.
En 1925 participa en la fundación de un nuevo grupo literario, "Los Nuevos", en el que participarían entre otros: Luis Vidales, Alberto Lleras Camargo, Rafael Maya y Germán Arciniegas. Este grupo edita la revista con ese mismo nombre siguiendo las tendencias modernistas más en boga en Europa. La "sede" de Los Nuevos es el Café El Automático.
En 1965 tuvo un accidente que lo mandó al hospital. Murió en 1976 entre un gran reconocimiento nacional.
Porfirio Barba Jacob.
fue uno de los seudónimos del poeta colombiano Miguel Ángel Osorio (Santa Rosa de Osos, 29 de julio de 1883 - Ciudad de México, 14 de enero de 1942). Nació en Santa Rosa de Osos, Antioquia, Colombia el 29 de julio de 1883.
Fundó en Bogotá, hacía 1902, el periódico literario El Cancionero Antioqueño, que dirigió como Marín Jiménez. Su primera novela, Virginia, fue incautada por "inmoral" por el alcalde de su pueblo natal y se perdió. Entre 1906-1907, en Barranquilla, escribió sus primeros poemas, que hicieron parte de Campiña Florida (1907), donde apareció su más conocido poema, Canción de la vida profunda. Fue en Barranquilla donde adoptó el sobrenombre de Ricardo Arenales, que usó hasta 1922, cuando en Guatemala lo cambió por Porfirio Barba-Jacob, que conservó hasta su muerte.
La razón de cambiar su nombre por el original y enigmático Porfirio Barba Jacob se debió a problemas judiciales ocasionados por un homónimo de Ricardo Arenales.

Canción de la vida profunda

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.
El simbolismo literario hispano, con algunos importantes antecedentes peninsulares como Gustavo Adolfo Bécquer y Salvador Rueda, se subsumió en un movimiento más general conocido como Modernismo, que empezó en Hispanoamérica

El modernismo hispánico
Es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo: de los primeros toma la concepción de la poesía como bloque marmóreo, con el anhelo de perfección formal, los temas exóticos, y los valores sensoriales; de los segundos la concepción de que el arte debe sugerir, y la búsqueda de efectos rítmicos dentro de una variada musicalidad. Las principales características del modernismo son:
  • El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo (evocando épocas pasadas y mejores) o en el espacio (muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos). Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda de la perfección formal (de inspiración parnasiana) que se aprecia no sin cierto individualismo.
  • Tanto la fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto.
  • La adaptación de la métrica castellana a la latina.
José Asunción Silva (Bogotá, 1865 - Bogotá, 1896) realizó su educación de forma autodidacta desde que abandonó los estudios en 1878. Viajó a París y vivió en Londres y en Suiza. Se suicidó tras el fracaso del negocio familiar y las consiguientes deudas, la muerte de su hermana y de su abuelo y la pérdida de gran parte de su obra en un naufragio. Su obra poética conocida es, por tanto, escasa, aunque se destaca por su innovación y por su gran contenido modernista. Lo más recordado de su obra son los Nocturnos.

El parnasianismo

El parnasianismo fue un movimiento literario francés de la segunda mitad del siglo XIX (ca. 1860) creado como reacción contra el Romanticismo de Víctor Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. Los fundadores de este movimiento fueron Théophile Gautier (1811-1872) y Leconte de Lisle (1818-1894).
La palabra es de origen griego y hace referencia a la cima del monte Parnaso donde estaban las musas inspiradoras, que eran diosas menores.
El Parnasianismo surge como una antítesis del Romanticismo y esta oposición tiene como causa lo que los parnasianos consideraban sus "excesos"; exceso de subjetivismo, hipertrofia del yo (crecimiento excesivo y anormal), exceso de sentimiento. De allí que los parnasianos preconizaran una poesía despersonalizada, alejada de los propios sentimientos y con temas que tuvieran que ver con el arte, temas de por si sugerentes, bellos, exóticos, con una marcada preferencia por la antigüedad clásica, especialmente la griega, y por el lejano Oriente.
En lo referido al estilo, los parnasianos cuidaban mucho la forma. Continente y contenido debían marchar de acuerdo. De esta manera, si los románticos demostraron una preocupación por los sentimientos, los parnasianos lo hicieron por la belleza.
El lema del parnasianismo era: el arte por el arte, arte visto como forma y no como contenido. Arte que no estuviese comprometido con la realidad social.
Las características del parnasianismo son muchas. Entre ellas podemos encontrar que representa una reacción contra el subjetivismo poético y un desprecio contra la emoción poética. El escritor parnasianista busca la perfección mediante una poesía descriptiva.
El Parnasianismo francés, tuvo una influencia decisiva en la corriente literaria latinoamericana, el Modernismo. Siendo su principal exponente el poeta nicaragüense Rubén Darío
Guillermo Valencia Castillo.
 (Popayán, 1873 - Popayán, 1943), fue un poeta, diplomático y político con una gran trayectoria, quien llegó a ser en dos ocasiones candidato a Presidente de la República de Colombia y ocupa una banca de senador. Hijo de una familia de origen español, se empezó a interesar por la poesía en un colegio de sacerdotes franceses. Viajó a París, donde conoció a Darío. Se convirtió en uno de los más importantes modernistas al publicar Ritos (1899). Años después, su hijo Guillermo León Valencia fue Presidente de Colombia entre 1962 y 1966.
ISMAEL ENRIQUE ARCINIEGAS
Idealismo romántico y brillantez parnasiana se mezclan en la poesía del colombiano Ismael Enrique Arciniegas (1865-1938). Hábil versificador, es autor de brillantes traducciones poéticas de Horacio y de poetas franceses del XIX.
MI MUSA
¡Oh, mi musa! ¡Oh mi novia!
¡Oh mi pálida amada!
Cuando el pesar mi corazón agobia,
como aurora me alumbra tu mirada.
Del alma tú naciste,
creada en un delirio;
te di griego perfil, mirada triste,
cabellos rubios y color de lirio.
 Piedra y Cielo
El siglo XX avanzaba en occidente al paso veloz de la industrialización, la literatura en Colombia como en Latinoamérica bien pronto se enriqueció con el surgir de movimientos que abrirían el abanico de las letras. De la década de los novísimos, se crea el célebre grupo de Piedra y cielo (1939) con personajes como Eduardo Carranza (un poeta nacido en Apiay en 1913 y fallecido en 1985. Empezó a ser conocido en el campo literario por la publicación de sus poesías en 1934. Fue periodista, catedrático, diplomático y precursor del movimiento Piedra y Cielo. Promovió varias publicaciones culturales y dirigió con gran éxito la Biblioteca Nacional.
Su poesía muestra  cuatro temas fundamentales: Patria, muerte, amor y tierra.
De su obra sobresalen: «Canciones para iniciar una fiesta», «Seis elegías y un himno», «Ella, los días y las nubes», «Azul de ti»,  «Diciembre azul» y «El olvidado».)
Otro movimiento de la poesía colombiana, es el Piedracielismo, surgido en 1933, fecha en que bajo el nombre de Piedra y Cielo (Nombre que evoca un libro de Juan Ramón Jiménez) se publican unos cuadernos de poesía, dirigidos por el poeta Jorge Rojas (1911-1995), cuadernos en que empiezan a colaborar quienes más tarde integrarían el Piedracielismo. Su promotor, Eduardo Carranza (1912-1985), enfrentado al parnasianismo imperante de Guillermo Valencia, se lanza pluma en ristre contra el maestro, creando un nuevo entusiasmo lírico nacional con imágenes tan sorprendentes como «el arroyuelo azul en la cabeza» de la musa inspiradora de su más declamado soneto «Teresa». Por esa razón fue muy importante este movimiento para la región colombiana
Azul de ti
Pensar en ti es azul, como ir vagando
por un bosque dorado al mediodía:
nacen jardines en el habla mía
y con mis nubes por tus sueños ando.
Nos une y nos separa un aire blando,
una distancia de melancolía;
yo alzo los brazos de mi poesía,
azul de ti, dolido y esperando.
  • Carranza. Tomás. Jorge. Arturo. Carlos. Hernando. Gerardo. Antonio

El Nadaísmo

El Nadaísmo, fundado en los años 50 por Gonzalo Arango, fue un movimiento nacido de una época convulsa bajo la sombra de la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla. Su nombre recuerda absolutamente el nihilismo y el Dadaísmo y entre sus precursores están José María Vargas Vila y Fernando González.
El nadaísmo es un movimiento literario colombiano que se desarrolló durante el período 1958-1964 en la ciudad de Medellín, actual capital del departamento de Antioquia; movimiento con  rasgos contraculturales, tiene sus antecedentes en el dadaísmo y el surrealismo y estableció contactos culturales con la Generación beat, expresó una protesta contra las instituciones tradicionales de la sociedad y la cultura, protesta que filosóficamente se enmarca en lo nihilista.
Formaron parte del nadaísmo principalmente jóvenes colombianos contestatarios e irreverentes que bajo el lema "No dejar una fe intacta ni un ídolo en su sitio" incursionaron en la práctica poética dotándola de un alto contenido de protesta social. Si bien estaba a la par de otras manifestaciones del vanguardismo literario latinoamericano, curiosamente es una de las pocas manifestaciones de corte genuinamente contracultural con origen en Sudamérica.
Las figuras más destacadas y representativas del movimiento fueron Gonzalo Arango, autor de De la Nada al Nadaísmo, fundador del movimiento junto a Amilkar U, autor de los escritos "Vana Stanza", Eduardo Escobar, Jaime y Fanny Buitrago entre otros.
Poema de mi idiotez

Estoy desesperado porque no llueve,
porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve.
                 Estoy marihuano;
siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
                 espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo.
                 Ahí va...
Voy llegando a cualquier cafisio último.
Las glándulas arreglan sus ropas para el viaje.
                 Voy a vivir al otro lado.
                 También hay cine
y la cerveza es sangre de las vírgenes.
Darío Lemos

 La Generación del Boom

Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.

Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa se desangra el día.

Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía.

Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.

 Generación Desencantada (Generación sin nombre)

En realidad esta generación agrupa una franja amplia y ambigua de escritores, poetas posteriores al Nadaísmo que comenzaron a publicar hacia la década del 70. Poetas como Giovanni Quessep, Harold Alvarado Tenorio, Juan Gustavo Cobo Borda, Elkin Restrepo, José Manuel Arango, Juan Manuel Roca entre muchos otros, han sido clasificados en ella, aunque son más las diferencias de estilo, temática e incluso de ideología las que los separan.
José Manuel Arango Pérez. Fue un poeta, traductor, filósofo y ensayista colombiano nacido en El Carmen de Viboral en 1937, fallecido en Medellín en 2002. Profesor de lógica simbólica durante más de veinte años en la Universidad de Antioquia. En el decenio de los años 60 residió en los Estados Unidos donde terminó su maestría en filosofía y pudo contemporizar con los principales movimientos poéticos contestarios de ese momento: Beatniks, Imagismo y contracultura hippie. Sin embargo, su poesía buscó raíces más hondas, desde la tradición clásica e hispanoamericana, pasando por la mejor poética anglosajona e incluso del lejano Oriente. Poetas como Walt Whitman, Emily Dickinson, William Carlos Williams, Ezra Pound, Denise Levertov, tuvieron siempre en su obra una profunda ascendencia espiritual y estilística. De ellos, y muchos otros escritores, realizó apreciadas traducciones al español en Colombia. Sus poemas han sido igualmente vertidos al inglés, alemán, italiano y portugués y, en la actualidad, su reputación entre las nuevas generaciones alcanza cada vez mayor reconocimiento e influencia. En vida fundó revistas de gran prestigio como Acuarimántima (1973-1982), Poesía (1986-1989) y Deshora (1996-2002). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía por reconocimiento de la Universidad de Antioquia en 1988 y otras distinciones a su vida y obra.
CORRIENTES
La amé. Una corriente de ese amor
la rodeó con dulce abrazo
semejante al dormido y poco profundo río de la
aldea.
Que es corriente de lento movimiento y fluye,
junto a las orillas de la vida cotidiana
y trivial de los amantes.
Mario Rivero

Generación del Mito

Mito fue una revista colombiana de aparición bimestral creada en 1956 por Hernando Valencia Goelkel y Jorge Gaitán Durán que agrupó a su alrededor un movimiento (el movimiento Mito) de gran influencia en la literatura colombiana.
Cuando en los meses de abril y mayo de 1955, Mito publica su primer número, sorprende ya tanto por su ambicioso contenido como por la entidad intelectual de los componentes de sus staff: Jorge Gaitán Durán y Hernando Valencia Goelkel en la dirección y Vicente Aleixandre, Luis Cardoza y Aragón, Carlos Drummond de Andrade, León de Greiff, Octavio Paz y Alfonso Reyes en el comité patrocinador. Desde el primer número, contaba con una poética explícita en la línea editorial. Los editorialistas ratifican el compromiso de publicar textos "en donde el lenguaje haya sido llevado a su máxima densidad o a su máxima tensión, más exactamente, en donde aparezca una problemática estética o una
·         .
·         Esta generación es definida por muchos[2] como la más importante de la literatura colombiana e incluía nombres como el propio Gaitán Durán, Eduardo Cote Lamus, Álvaro Mutis, Fernando Charry Lara, Rogelio Echavarría, Carlos Obregón o Héctor Rojas Herazo.
·         La mayor parte de los integrantes de la Generación Mito (también conocida como Generación de los 50) eran universitarios y germanófilos
·         La poesía de Héctor Rojas Herazo (Colombia, 1921-2002), barroca y amarga, constata que “estamos hechos de destrucción y dudas”, que todos nuestros sueños están abocados al fracaso.
LÍMITE Y RESPLANDOR

Algo me fue negado desde mi comienzo,
desde mi profundo conocimiento.
Y he velado dulcemente
sobre las espadas que segaron mi luz.
Con nocturno rostro me he alzado
a batallar en el esplendor de mis dormidas normas,
con el pavor de mi júbilo primero
y en otra sombra abatida he pronunciado mi nombre,
mi tremendo, mi orgánico nombre,
mi nombre de filo y de simiente
bajo el sueño de un ángel

 Generaciones recientes
Algunos escritores como Cristian Valencia, Alberto Salcedo Ramos y Jorge Enrique Botero, han hecho periodismo literario; el segundo con una biografía sobre Kid Pambelé y el tercero con los libros Últimas noticias de la guerra y Espérame en el cielo, capitán. Ambos son una suerte de herederos de Germán Castro Caicedo y el mejor periodismo latinoamericano. En cuanto a narrativa, destacan nombres como Héctor Abad Faciolince, Santiago Gamboa, Juan Sebastián Cárdenas, Miguel Mendoza Luna, Ignacio Piedrahíta Arroyave, Antonio García, Mendoza, James, Diego Fernando Montoya Serna[1],[2] Evelio Rosero Diago, Antonio Ungar, Laura Restrepo, William Ospina, Juan Diego Mejía, Óscar Perdomo Gamboa y muchos otros.

GENERACIONES RECIENTES EN POESÍA

En las últimas décadas, Colombia ha producido un significativo número de poetas de importancia, de temáticas urbanas y antipoéticas. Entre ellos, brillan los nombres de Federico Díaz Granados, Andrea Cote y Sergio Esteban Vélez, cuya obra poética ha sido reconocida internacionalmente, al igual que autores como Juan Diario Cárdenas, Carlos Patiño y Hernando Urriago Benítez.
La merienda
También acuérdate María
de las cuatro de la tarde
en nuestro puerto calcinado.
Nuestro puerto
que era más bien una hoguera encallada
o un yermo
o un relámpago.
Acuérdate del suelo encendido,
de nosotros rascando el lomo de la tierra
como para desenterrar el verde prado.
El solar en donde repartían la merienda,
nuestro plato rebosante de cebollas
que para nosotros salaba mi madre,
que para nosotros pescaba mi padre.

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