Acentuación de la palabra solo
ANTES
La palabra solo, tanto en su función de adjetivo (Estoy muy solo) como en la de sustantivo (un solo de guitarra), no llevaba nunca tilde, pero sí la llevaba en su función adverbial (Sólo me faltas tú ). En el Esbozo de 1973, esta tilde pasó a ser opcional (cada uno decidía si escribía la tilde o no), salvo en los casos en que se producía ambigüedad (la tilde era entonces obligatoria).
AHORA
Únicamente se pone la tilde en el adverbio solo en casos de ambigüedad; en los demás casos, este adverbio no lleva tilde nunca por ser palabra llana acabada en vocal.
• Solo me faltas tú.
• Resolví solo (‘sin ayuda’) dos problemas / Resolví sólo (‘solamente’) dos problemas.
• Te vi solo (‘sin compañía’) en el parque / Te vi sólo (‘solamente’) en el parque.
Acentuación de los pronombres demostrativos
ANTES
Los demostrativos (este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquel, aquella, aquellos, aquellas) pueden ser adjetivos (determinantes) o pronombres. Para distinguir unos de otros, la RAE propuso acentuar siempre los pronombres. Posteriormente, en el Esbozo, la tilde de los pronombres pasó a ser opcional (cada uno decidía si escribía la tilde o no), y obligatoria únicamente en casos de ambigüedad.
AHORA
Es en el Diccionario panhispánico de dudas (2005) donde por primera vez se dice que los demostrativos son palabras llanas acabadas en vocal o en -s (los plurales), por lo que nunca se acentúan, ya se trate de adjetivos o pronombres; únicamente es obligatoria la tilde en los pronombres masculinos y femeninos en casos de ambigüedad.
• Esta es mía.
• Esta mañana (‘no esta tarde’) me recibirá en el despacho / Ésta (y no otra persona) mañana me recibirá en el despacho.
Escritura de los prefijos en general
ANTES
No había una regla fija para escribir los prefijos delante de la base léxica de la palabra; así, la unión de un prefijo como anti- con una base léxica como incendios daba combinaciones gráficas como anti incendios, anti-incendios y antiincendios.
AHORA
La regla ahora es clara: todos los prefijos, excepto ex (que se escribe siempre separado: ex marido, ex alcalde, ex ministra…), se escribirán unidos a su base léxica sin guión alguno, es decir, en una sola palabra: antiincendios, propalestino, superelegante, hiperactivo, contracultural, multiusos, macroestructura, microelemento, vicerrector, antiglobalización, etc. Solo se escribirá un guión entre la base léxica y el prefijo
cuando aquella comience con una letra mayúscula: anti-OTAN, pro-América...
MORFOLOGÍA. Algunos cambios destacados Sobre el género de sustantivos que designan cargos, títulos, profesiones y otras actividades referidas a personas
ANTES
No había una doctrina bien fijada al respecto. Las únicas normas que podían consultarse estaban en el DRAE de 2001, en el que se aprecia cierta vacilación en la asignación de género para estas palabras.
AHORA
Las normas son las siguientes:
1. Todas las palabras acabadas en el masculino en -o harán el femenino en -a.
Por tanto, lo normativo ahora es formar femeninos como médica, arquitecta, perita, abogada, ingeniera, música, matemática, física, ministra, mandataria, política, catedrática, bióloga, licenciada, técnica, informática, árbitra, filósofa… No se considera normativo emplear estas palabras como comunes en cuanto al género: *la médico, *la arquitecto, etc.
ADVERTENCIA:
Son muchas las excepciones a esta regla. Veamos algunas:
• Las acabadas en o– pertenecientes al ámbito militar (soldado, cabo, sargento) son palabras comunes en cuanto al género; su femenino es la soldado, la cabo, la sargento.
• Palabras próximas al ámbito militar como piloto, copiloto y sobrecargo. Son palabras comunes en cuanto al género, sus femeninos son la piloto, la copiloto, la sobrecargo.
• Las palabras acortadas como fisio (de fisioterapeuta) u otorrino (de otorrinolaringólogo, ga) son también comunes en cuanto al género, sus femeninos son la fisio, la otorrino.
2. Las palabras (sustantivos y adjetivos) agudas que en masculino acaban en -or, -ón, -án, -ín, -és hacen el femenino en -a.
Algunos ejemplos: doctora, pintora, redactora, campeona, feligresa, danesa…
Siguen también esta pauta las palabras referidas a personas que no designan necesariamente cargos, profesiones cualificadas, etc.: peatona, comadrona (se admite hoy el masculino comadrón), tutora, truhana, holgazana, haragana, pequeñina, tontina…
ADVERTENCIA:
Son muchas las excepciones a esta regla. Veamos algunas:
• Los femeninos tradicionales actriz (existe actora, pero con significado distinto), directriz.
• También es excepción el/la capitán, para designar el grado militar correspondiente. (Para otros usos de este sustantivo, se admite capitana.)
• El femenino de barón es baronesa.
• La palabra fan es común en cuanto al género: el/la fan.
3. Las palabras que en masculino acaban en otra vocal que no sea -o son todas comunes en cuanto al género.
Sus femeninos son: la detective, la conserje, la cónyuge, la estudiante, la paciente, la viajante, la agente, la escribiente, la donante, la amante, la visitante, la cantante, la jefe, la cliente, la dependiente, la asistente [social], etc.
ADVERTENCIA:
Son muchas las excepciones a esta regla. Veamos algunas:
• Nene/nena, sastre/sastra, monje/monja, etc.
• Algunas palabras acabadas en -e, además de ser comunes en cuanto al género, adoptan también la terminación –a para el femenino: la jefe y la jefa (la inspectora jefe o la inspectora jefa), la presidente y la presidenta, la cliente y la clienta, la dependiente y la dependienta, la sirviente y la sirvienta, etc.
• Para la denominación de ‘mujer que hace servicios doméstico en casa ajena cobrando por ellos’, se registra solo asistenta (no la asistente).
4. Las palabras que en masculino acaban en una consonante son comunes en cuanto al género.
Por tanto, tendremos femeninos como la prócer, la chófer, la líder, la mártir, la rehén, la barman, etc.
ADVERTENCIA:
Son muchas las excepciones a esta regla. Veamos algunas:
• Las palabras (la) líder, (la) cónsul, (la) juglar y (la) chófer presentan también los femeninos irregulares respectivos lideresa, consulesa, juglaresa, choferesa.
• Las palabra juez y aprendiz presentan, junto a las formas la juez y la aprendiz, las variantes respectivas jueza y aprendiza.
Otros cambios y novedades recientes referidos al género
ANTES
• El sustantivo maratón se consideraba palabra de género exclusivamente masculino: el maratón.
• El sustantivo calor se consideraba palabra de género masculino, pero se decía que también se usaba como palabra de género femenino sin que este género se rechazase por vulgar.
• Del género de la palabra internet no se hablaba por razones obvias. Sí se registra, en cambio, en el DRAE de 2001 el sustantivo web como palabra de género femenino: la web.
AHORA
• El sustantivo maratón se usa como palabra de género ambiguo indistintamente: el/la maratón.
• El sustantivo calor hoy se trata como palabra exclusivamente masculina; se avisa que su uso como palabra femenina es vulgar: *la calor, *mucha calor.
• El sustantivo internet aparece como palabra de género ambiguo en la 23ª edición del DRAE como artículo nuevo: el/la internet; no obstante, en el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) se dice que se usen solo las formas la y una, pues, por influencia de la palabra red, es de género femenino: la internet, una internet. En cuanto a web, el DPD la da como ambigua y aclara que si se emplea el femenino (la web) se sobrentiende ‘página’, y si se emplea el masculino (el web) se sobrentiende ‘sitio’.
El número de algunos sustantivos acabados en -y, como jersey o espray
ANTES
La norma era formar el plural con -es convirtiendo la semivocal del diptongo en la consonante ye: reyes, leyes, convoyes, bueyes, ayes, virreyes, etc.
AHORA
La norma sigue siendo la misma para las palabras castellanas, pero ha cambiado para las palabras extranjeras que se han adaptado al castellano; estas últimas hacen el plural en -s, convirtiendo la y griega en i latina (se sigue la pauta de la palabra jersey, castellanizada hace más tiempo): jersey - jerséis, gay - gais, espray - espráis, disyóquey - disyoqueis, póney - poneis, jóquey - joqueis.
ADVERTENCIA:
Son normales en el castellano actual las voces samurái (mejor que samuray), bonsái (mejor que bonsay) y paipái (mejor que paipay), cuyos plurales respectivos son samuráis, bonsáis y paipáis.
El número en los sustantivos y adjetivos acabados en -y, como penalty o body
ANTES
No había doctrina académica al respecto, pues en castellano no es normal esta terminación.
AHORA
La norma que rige para estas palabras, procedentes en su mayoría del inglés y recientemente adaptadas al castellano, es la siguiente: la -y se convierte en i latina en el singular y se le añade la -s del plural como en cualquier otra palabra acabada en vocal en palabras llanas o esdrújulas:
• penalty: penalti - penaltis
• panty: panti - pantis
• hippy: jipi - jipis
• punky: punki - punkis
• pony: poni - ponis
• groggy: grogui - groguis
• whisky: güisqui - güisquis
• curry: curri - curris
ADVERTENCIA:
Como se ve, se sigue la pauta de las palabras penalti, derbi y dandi, castellanizadas ya hace tiempo. No obstante, algunas voces de este tipo no presentan aún mucha documentación, por lo que se aconseja escribirlas como en su lengua de origen pero con resalte tipográfico (en cursiva, por ejemplo): rugby, caddy, brandy...
El número en sustantivos acabados en -i procedentes de plurales italianos
ANTES
No había doctrina académica al respecto.
AHORA
Los sustantivos plurales en italiano con la desinencia -i adaptados al castellano como singulares hacen el plural en -s: un espagueti – los espaguetis, un confeti – los confetis, un paparazi – los paparazis...
Se consideran, pues, incorrectos en castellano plurales como *los espagueti, *los confeti, etc.
SINTAXIS. Algunos cambios destacados
La agrupación a por
ANTES
Esta agrupación preposicional siempre se consideró incorrecta: *Voy a por el periódico. Lo correcto era el empleo de solo por: Voy por el periódico.
AHORA
Se considera correcta esta preposición, aunque solo se usa en el español peninsular. Por tanto, es tan correcto decir Voy a por el periódico como Voy por el periódico.
Adverbios con posesivos del tipo delante mío
ANTES
No había doctrina normativa académica sobre la corrección o incorrección de construcciones del tipo delante mío, delante suya, detrás mío, etc.
AHORA
En el Diccionario panhispánico de dudas (2005) se dice que los adverbios locativos delante, detrás, encima, debajo, cerca, lejos, enfrente, que gramaticalmente se dejan acompañar por complementos precedidos de la preposición de (delante de nosotros, detrás de mí, cerca de ti, lejos de ellos...) no admiten combinaciones con posesivos, por lo que se consideran incorrectas construcciones como *delante mío-a, *detrás suyo-a,*encima nuestro-a…
Sin embargo, en la Nueva gramática se percibe mayor tolerancia con estas construcciones al decir de ellas que son “propias del lenguaje coloquial”. Deducimos, por tanto, que, aunque muy extendidas en el uso, hoy no pertenecen al español culto. Aparecen como más desprestigiadas estas construcciones cuando el posesivo que acompaña al adverbio está en femenino: delante mía, detrás suya, enfrente nuestra, etc.
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